LOS NEFILIM: EL PUEBLO DE LOS COHETES ÍGNEOS.


Los textos sumerios y acadios no dejan lugar a dudas que las gentes del Oriente Próximo de la antigüedad tenían por cierto que los Dioses del Cielo y de la Tierra eran capaces de elevarse en el aire y ascender a los cielos así como de recorrer los cielos de la Tierra a voluntad. En un texto que trata de la violación de INANNA/ISHTAR por parte de alguien no identificado, justifica su acción de este modo: Un día mi Reina, después de cruzar el cielo, de cruzar la tierra INANNA, después de cruzar el cielo, de cruzar la tierra después de cruzar Elam y SHUBUR, después de cruzar… La hieródula llegó cansada, se durmió. La vi. Desde el extremo de mi jardín; la besé, copulé con ella.

La misma INANNA, de quién se dice aquí que recorría los cielos de muchas y lejanas tierras hazaña que sólo podría haber realizado volando, habló en otra ocasión de su vuelo. En un texto que S. LANGDON en «REVUE D’ASSYRIOLOGIE ET D’ARCHÉOLOGIE ORIÉNTALE» tituló «La Liturgia Clásica de INNINA», la diosa lamenta su expulsión de la ciudad. Siguiendo las instrucciones de Enlil, un emisario, que «me trajo la palabra del Cielo», entró en la sala del trono de la reina, «sus sucias manos puso sobre mi» y después de otras indignidades: A mí, desde mi templo, me obligaron a volar; una Reina soy que, de mi ciudad, como un pájaro me obligaron a volar.

Esta capacidad de INANNA, que también muestran otros principales dioses, solían reflejarla los antiguos artistas representándolos antropomórficamente en todos los aspectos con alas que no formaban parte del cuerpo, no eran naturales sino más bien, un añadido decorativo de la vestimenta del dios. INANNA/ISHTAR, cuyos viajes en pos de aventuras amorosas se mencionan en muchos textos antiguos, se trasladaba entre su primer y distante dominio en ARATTA y su codiciada morada en Uruk, visitaba a Enki en Eridü y a Enlil en Nippur así como a su hermano Utu en su cuartel general de Sippar y su viaje más famoso fue el que hizo al Mundo Inferior, a los dominios de su hermana Ereshkigal. Este viaje objeto de relatos épicos y representaciones artísticas sobre sellos cilíndricos, mostraba a la diosa con alas, para remarcar que fue volando desde Sumer hasta el Mundo Inferior. Los textos que tratan este arriesgado viaje dicen que INNANA se puso, meticulosamente, 7 objetos antes de emprender el viaje y tuvo que entregarlos en los 7 pórticos que tuvo que atravesar para llegar a la morada de su hermana. Estos 7 objetos se mencionan también en otros textos que tratan de los viajes aéreos de INNANA:

  • El SHU.GAR.RA se lo puso en la cabeza. «Pendientes medidores» en las orejas. Cadenas de piedrecillas azules, alrededor del cuello. «Piedras» gemelas, sobre los hombros. Un cilindro dorado, en las manos. Correas, que le abrazaban el pecho. La vestimenta PALA, con la que vistió su cuerpo.

Aunque nadie ha sido capaz todavía de explicar la naturaleza y significado de estos 7 objetos, la respuesta la tenemos al alcance de la mano desde hace tiempo. En las excavaciones que realizaron entre 1903 y 1914 WALTER ANDRAE y sus colegas en la capital asiria de ASSUR, se encontró en el Templo de ISHTAR una estatua muy deteriorada de la diosa, donde se podían observar diversos «artilugios» sujetos al pecho y a la espalda. El equipo dirigido por ANDRAE descubrió otra representación atípica de Ishtar en su templo de ASSUR. Como escultura mural, se ve a la diosa con ajustado casco, los «auriculares» extendidos como si dispusiera de sus propias antenas planas y llevando unas marcadas gafas que parecen formar parte del casco. Una persona hombre o mujer así vestida, es un aeronauta divino.

En 1934, los arqueólogos que excavaban en MARI encontraron intacta enterrada en el suelo una estatua similar de una antigüedad estimada en 4000 años. Era la representación a tamaño natural de una hermosa mujer con poco común tocado adornado de un par de cuernos, señalando se trataba de una diosa y los arqueólogos quedaron impresionados por el aspecto tan realista de la estatua (en una foto, resultaba difícil distinguirla de los hombres vivos). Le pusieron el nombre de La Diosa del Vaso porque sostenía en las manos un objeto cilíndrico. A diferencia de las tallas planas o de los bajorrelieves, esta representación tridimensional a tamaño natural revela interesantes rasgos en su atuendo. En la cabeza no lleva sombrero de mujer, sino un casco especial del que sobresalen a ambos lados y adaptándose a las orejas unos objetos que recuerdan los auriculares de un piloto. En el cuello y sobre el pecho lleva un collar de multitud de piedrecillas probablemente preciosas y en las manos sostiene un objeto cilíndrico que parece demasiado grueso y pesado para ser un recipiente de agua. Sobre una blusa semitransparente, dos correas le cruzan el pecho, llevando a la espalda y sosteniendo en su lugar, una extraña caja rectangular estrechamente ceñida a la parte posterior del cuello firmemente sujeta al casco con una correa horizontal. Fuese lo que fuese lo que la caja llevase dentro, debió de ser algo pesado, pues el artilugio precisa del apoyo adicional de dos grandes hombreras. El peso de la caja debió de incrementarse con una manguera que está conectada a su base con una abrazadera circular. El equipo completo de instrumentos se sostiene en su lugar con ayuda de dos series de correas que entrecruzan la espalda y el pecho. El paralelismo entre los 7 objetos que necesitaba INANNA para sus viajes aéreos y el vestuario y los objetos que lleva la estatua de MARI y probablemente también la mutilada que se encontró en el templo de ISHTAR en ASSUR es fácilmente demostrable. Vemos los «pendientes medidores» los auriculares en las orejas; las hileras o «cadenas» de piedrecillas alrededor del cuello; las «piedras gemelas» las dos hombreras sobre los hombros; el «cilindro dorado» en las manos y las correas que se entrecruzan en su pecho. Ciertamente, va vestida con una «vestimenta PALA» «vestimenta del soberano» y en la cabeza lleva el casco SHU.GAR.RA, término que literalmente significa «lo que hace ir lejos en el universo». Todo esto sugiere que el atuendo de Inanna era de un aeronauta o astronauta.

El A.T. llama a los «ángeles» del Señor “MALACHIM” literalmente «emisarios» que llevan los mensajes divinos y hacen cumplir los mandatos de Dios. Como se revela en multitud de casos eran aviadores divinos:

  • Jacob los vio subiendo una escalera celeste. A Agar la concubina de Abraham le hablaron desde el aire y fueron ellos los que llevaron a cabo la destrucción aérea de Sodoma y Gomorra. El relato bíblico de los sucesos que precedieron a la destrucción de las dos ciudades pecadoras ilustra el que estos emisarios eran por una parte, antropomórficos en todos los aspectos y por otra podían ser identificados como «ángeles» tan pronto se les observaba. Su aparición era repentina. Abraham «levantó los ojos y he aquí que había tres individuos parados a su vera». Haciendo reverencias y diciéndoles «Mis Señores», les imploró: «no paséis de largo cerca de vuestro servidor» y los persuadió para que se lavaran los pies, descansaran y comieran. Después de hacer lo que les pedía Abraham, dos de los ángeles siguieron hasta Sodoma el tercer «hombre» resultó ser el mismo Señor Dios Yahveh. Lot, el sobrino de Abraham, «estaba sentado a la puerta de Sodoma; al verlos, se levantó a su encuentro y postrándose rostro en tierra, dijo: Ea, señores, por favor, desviaos hacia la casa de este servidor vuestro; hacéis noche, os laváis los pies y de madrugada seguís vuestro camino». Después, «él les preparó una comida, y comieron». Cuando la noticia de la llegada de los dos se difundió por la ciudad, «los sodomitas rodearon la casa, desde el mozo hasta el viejo, todo el pueblo sin excepción, llamaron a voces a Lot y le dijeron: ¿dónde están los hombres que han venido donde ti esta noche?». ¿Cómo eran estos hombres, que comían, bebían, dormían y se lavaban sus cansados pies y que no obstante, se les reconocía al instante como ángeles del Señor? La única explicación posible es que, lo que vestían sus cascos o uniformes o lo que portaban sus armas, les hacía reconocibles de inmediato. Es una posibilidad que llevaran unas armas muy características. Los dos «hombres» de Sodoma a punto de ser linchados por la turba, «a los que estaban a la entrada de la casa les dejaron deslumbrados… y mal se vieron para encontrar la entrada». Otro ángel que en esta ocasión se le apareció a Gedeón al haber sido elegido Juez en Israel, le dio una señal divina al tocar una roca con su bastón y hacer salir fuego de ella.

LOS ME. Las figurillas de arcilla encontradas en lugares sumerios que se estima tienen 5000 años de antigüedad, bien podrían ser burdas representaciones de estos MALACHIM con armas tipo varita mágica. En una de estas figurillas, se ve el rostro a través del visor del casco. En otra el «emisario» lleva el clásico tocado cónico divino y un uniforme tachonado de objetos circulares cuya función se desconoce. Los protectores oculares o «gafas» de las figurillas constituyen un detalle muy interesante, porque Oriente Próximo del cuarto milenio a.C. estaba literalmente inundado de figurillas abarquilladas que representaban de forma estilizada la parte superior de las deidades, exagerando su rasgo más prominente: un casco cónico con visores o gafas elípticas. Se encontraron montones de figurillas como éstas en TELL BRAK, lugar prehistórico situado a orillas del río KHABUR en cuyas riberas vio Ezequiel el carro divino milenios más tarde. No es casualidad que los hititas conectados con Sumer y ACAD a través de la zona del KHABUR, adoptaran como señal escrita para designar a los dioses el símbolo préstamo claro de las figurillas «de los ojos». Tampoco resulta sorprendente que este símbolo o jeroglífico del «ser divino», expresado en estilos artísticos, llegara a dominar el arte de Asia Menor y el de los primitivos griegos durante los períodos minoico y micénico.

  • Los textos antiguos indican que los dioses se ponían este atuendo especial no sólo para sus vuelos por los cielos terrestres, sino también para ascender a los distantes cielos. Hablando de sus ocasionales visitas a Anu en su Morada Celestial, la misma INANNA explicaba que podía llevar a cabo tales viajes porque «el mismo Enlil me abrochó el divino ME atuendo alrededor de mi cuerpo». Se citan las palabras de Enlil que le dice a la diosa: Has alzado los ME, te has atado los ME a las manos, te has ceñido los ME, te has sujetado los ME al pecho… Oh Reina de todos los ME, Oh luz radiante que con la mano agarra los siete ME.
  • Un primitivo soberano sumerio, fue invitado por los dioses para ascender a los cielos, recibió el nombre de ME.DUR.AN.Kl que literalmente significa «soberano cuyo me conecta Cielo y Tierra». Una inscripción de Nabucodonosor II en la que se describe la reconstrucción de un pabellón especial para el «carro celeste» de Marduk, afirma que éste formaba parte de la «casa fortificada de los siete ME del Cielo y Tierra». Los estudiosos tienen a los ME por «objetos de poder divinos». Literalmente, el término proviene del concepto de «nadar en las aguas celestiales». INANNA los describía como partes de la «vestimenta celestial» que ella se ponía para sus viajes en el Barco del Cielo. Así los me eran partes del equipo especial que había que ponerse para volar por los cielos de la Tierra, así como por el espacio exterior.

En la leyenda griega Ícaro intenta volar sujetando con cera unas alas a su cuerpo. Las evidencias del Próximo Oriente de la antigüedad muestran que, aunque quizás se representase a los dioses con alas para indicar sus capacidades voladoras o quizás a veces, con uniformes alados, nunca se pretendió decir con ello que usaran alas sujetas al cuerpo para volar. Más bien que utilizaban vehículos en estos viajes.

LOS MU. El A.T. cuenta que una noche en la que el Patriarca Jacob estaba en un campo cercano a JARÁN, vio «una escalera apoyada en tierra cuya cima tocaba los cielos», en la que «los ángeles del Señor» estaban muy ocupados subiendo y bajando. El mismo Señor estaba de pie en la cima de la escalera. El pasmado Jacob, «asustado, dijo»: Así pues, un Dios está presente en este lugar y yo no lo sabía… ¡Qué temible es este lugar! Ciertamente, esto no es otra cosa sino la Morada del Señor y ésta es la Puerta del Cielo. En este relato hay dos puntos interesantes. El primero consiste en los seres divinos que suben y bajan por esta «Puerta del Cielo» lo hacían utilizando un dispositivo mecánico: una «escalera». El segundo es que la visión toma a Jacob totalmente por sorpresa. La «Morada del Señor», la «escalera» y los «ángeles del Señor» que la utilizan no estaban allí cuando Jacob se echó a dormir en el campo. Tuvo la temible «visión» de repente Y por la mañana, la «Morada», «escalera» y ocupantes se habían ido. Podríamos concluir que el equipo utilizado por los seres divinos era una especie de nave que podía aparecer sobre un lugar cernerse por un rato y desaparecer de la vista una vez más.

El profeta Elías no murió en la Tierra, sino que «subió al Cielo en un Torbellino» y no fue repentino e inesperado: Su ascensión a los cielos estaba prevista. Se le dijo que fuera a BETH-EL («la casa del señor») un día determinado. Ya se habían difundido rumores entre sus discípulos al respecto de ser llevado a los cielos. Cuando le preguntaron a su discípulo más cercano si el rumor era cierto, éste les confirmó que de hecho, «el Señor arrebatará al Maestro hoy». Después: Apareció un carro de fuego y caballos de fuego… Y Elías subió al Cielo en un Torbellino.

Aún más famoso y mejor descrito, fue el carro celeste visto por el profeta Ezequiel, que vivió entre los deportados judíos de las riberas del río KHABUR, en el norte de Mesopotamia. Los Cielos se abrieron y yo vi las apariciones del Señor. Ezequiel vio un ser de aspecto humano envuelto en brillos y resplandor, sentado en un trono que descansaba sobre un «firmamento» de metal dentro del carro. El vehículo que podía moverse en cualquier dirección con sus ruedas dentro de ruedas y elevarse del suelo verticalmente, fue descrito por el profeta como un torbellino fulgurante. Y vi un Torbellino que venía desde el norte, como una nube grande con destellos de fuego y resplandores en torno. Y dentro de él, en medio del fuego, había un resplandor como el fulgor del halo. En algunos estudios recientes sobre esta descripción bíblica como el de JOSEF F. BLUMRICH, de la Administración Nacional Aeronáutica y del Espacio de los Estados Unidos, NASA, se ha concluido que el «carro» que vio Ezequiel era una especie de helicóptero, compuesto de una cabina sobre cuatro ejes, cada uno equipado con alas rotatorias es decir, un «torbellino».

 

Alrededor de dos milenios antes cuando el soberano sumerio Gudea conmemoraba la construcción del templo de su dios Ninurta, escribió que se le apareció «un hombre que brillaba como el Cielo… por el casco que llevaba en la cabeza, era un dios». Cuando Ninurta y dos acompañantes divinos se le aparecieron estaban de pie junto al «pájaro negro del viento divino» de Ninurta. El propósito principal para la construcción del templo fue proporcionar una zona de seguridad, un recinto especial dentro de los terrenos del templo para este «pájaro divino». Gudea relató que para la construcción del recinto se necesitaron enormes vigas y gigantescas piedras traídas de muy lejos y la construcción se dio por terminada sólo después que el «pájaro divino» entrara en el recinto. Una vez allí, el «pájaro divino» «pudo agarrarse al cielo» y fue capaz de «reunir Cielo y Tierra». El objeto «sagrado» tan importante estaba permanentemente protegido por dos «armas divinas», el «cazador supremo» y el «asesino supremo» que emitían rayos de luz y rayos que daban muerte.

La similitud entre las descripciones bíblicas y sumerias, tanto de los vehículos como de los seres en su interior, son obvias. La descripción de los vehículos como de un «pájaro», un «pájaro de viento» y un «torbellino» que podía elevarse hacia el cielo mientras emitía un resplandor, dejan colegir que se trataba de algún tipo de máquina voladora.

  • Unos murales enigmáticos descubiertos en TELL GHASSUL, lugar al este del Mar Muerto cuyo nombre antiguo es desconocido, pueden arrojar más luz. Datados en los alrededores del 3500 a.C. representan una gran «brújula» de ocho puntas, la cabeza de una persona con casco dentro de una cámara con forma de campana y dos diseños de un aparato mecánico que bien podrían ser los «torbellinos» de la antigüedad.
  • Los textos antiguos hablan de algún vehículo utilizado para subir a los aeronautas a los cielos. Gudea afirmaba que cuando el «pájaro divino» se elevaba para circundar las tierras, «hacía destellos sobre los ladrillos levantados». El recinto protegido era descrito como MU.NA.DA.TUR.TUR («lugar de descanso de piedra fuerte del MU).
  • URUKAGINA que gobernó en Lagash, decía del «pájaro negro de viento divino»: «El MU que ilumina como un fuego alto y fuerte que hubiera hecho yo».
  • De forma parecida, Lu-Utu, que gobernó en UMMA en el tercer milenio a.C., construyó un lugar para un MU, «que sale en un fuego», para el dios Utu, «en el lugar señalado del interior de su templo».
  • El rey babilonio Nabucodonosor II en sus anotaciones sobre la reconstrucción que hizo del recinto sagrado de Marduk, decía que dentro de los muros fortificados hechos de ladrillo cocido y reluciente mármol ónice, Levanté la cabeza del barco ID.GE.UL el Carro principesco de Marduk; El barco ZAG.MU.KU, en cuya llegada se observa, al viajero supremo entre Cielo y Tierra, en medio del pabellón que yo construí, apantallando sus costados. ID.GE.UL, primer epíteto empleado para describir a este «viajero supremo» u «Carro de Marduk», significa literalmente «alto hasta el cielo, brillante en la noche». ZAG.MU.KU, segundo epíteto para describir al vehículo un «barco» resguardado en un pabellón especial significa «el brillante MU que es para ir lejos».

Un MU es un objeto cónico con la parte superior ovalada instalado en el interior del recinto sagrado de los templos de los Grandes Dioses del Cielo y de la Tierra es algo que afortunadamente se puede demostrar.

En una antigua moneda encontrada en BIBLOS la bíblica GEBAL en la costa mediterránea del actual Líbano, se representa al Gran Templo de Ishtar con la apariencia que tenía en el primer milenio a.C. con Los requisitos existentes para que los templos se construyeran y reconstruyeran en el mismo lugar según el plano original y hacen que lo que veamos con los elementos básicos del templo original de BIBLOS, diseñado milenios atrás. La moneda retrata un templo con dos partes. En la parte frontal se encuentra la estructura principal del edificio, imponente con su pórtico COLUMNADO. Detrás, hay un patio interior o «zona sagrada», oculto y protegido por un enorme muro. Es una zona elevada a la que sólo se puede acceder subiendo unas escaleras. En el centro de esta zona sagrada hay una plataforma que por su entramado de vigas cruzadas similar al de la Torre Eiffel, da la sensación de que fuera construida para soportar un gran peso. De pie sobre la plataforma, se encuentra el objeto de toda esta seguridad y protección, un objeto que sólo puede ser un MU. Como la mayoría de las palabras monosilábicas sumerias, MU tenía un significado principal; MU, era «aquello que se eleva recto». Entre sus treinta y tantos matices se incluyen los significados de «alturas», «fuego», «mandato», «período contado», así como en tiempos posteriores «aquello por lo cual se le recuerda a uno». Si, desde las estilizaciones asirías y babilonias del signo escrito de MU, nos remontamos hasta sus pictografías originales sumerias, encontramos la siguiente evidencia gráfica:

  • Vemos, claramente, una cámara cónica, sola o con una sección más estrecha añadida. «Desde una cámara en el cielo dorada te vigilaré», prometía Inanna al rey asirio. ¿Acaso era Éste MU la «cámara celestial»? En un himno a Inanna/Ishtar y sus viajes en el Barco del Cielo se indica con toda claridad que MU era el vehículo en el cual recorrían los dioses el cielo: Dama del Cielo: Ella se pone la Vestimenta del Cielo; Valientemente asciende hacia el Cielo. Sobre todas las tierras pobladas Vuela en su MU. Dama, que en su MU En las alturas del Cielo aletea gozosa. Sobre todos los lugares de descanso vuela en su MU.

Existen evidencias que demuestran que la gente del Mediterráneo oriental había visto estos objetos similares a cohetes en algún templo y volando de verdad. En los glifos hititas, por ejemplo, se pueden ver, contra un fondo de cielos estrellados, misiles que cruzan, cohetes montados sobre rampas de lanzamiento y hasta un dios en el interior de una cámara radiante.

El profesor H. FRANKFORT en «CYLINDER SEÁIS«, sobre su demostración del modo en que se difundió por todo el mundo antiguo el arte de la elaboración de sellos cilíndricos y los temas representados en ellos, reproduce el diseño de un sello encontrado en Creta datado en el siglo XIII a.C. Los grabados representan claramente un cohete que cruza el cielo propulsado por llamas que salen de su parte trasera.

Los caballos alados, los animales entrecruzados, el globo celeste alado y la deidad con cuernos en su tocado son, todos temas mesopotámicos y puede aceptar que el cohete ígneo que aparece en el sello cretense era un objeto familiar en todo el Oriente Próximo de la antigüedad.

Se puede ver un cohete con «alas» o aletas, alcanzable mediante una «escalera» en una tablilla excavada en GEZER, ciudad de la antigua Canaán, al oeste de Jerusalén. En la doble impresión del mismo sello se ve también un cohete descansando en el suelo, junto a una palmera. La naturaleza o el destino celeste de estos objetos vienen confirmados por símbolos del Sol, la Luna y las constelaciones zodiacales que adornan el sello.

 

EL SHEM. Los textos mesopotámicos en los que se habla de los recintos interiores de los templos, de los viajes celestes de los dioses o incluso de casos en los que algún mortal ascendió a los cielos, emplean el término sumerio MU o sus derivados semitas SHU-MU «lo que es un MU», SHAM o SHEM. Dado que el término tuvo también la connotación de «aquello por lo cual se le recuerda a uno», al final se le dio el significado de «nombre» pero su aplicación universal en textos más primitivos donde se habla de un objeto utilizado para volar, ha oscurecido el verdadero significado de los registros antiguos.

  1. A. BARTON en «THE ROY AL INSCRIPTIONS OF SUMER AND AKKAD» estableció la incuestionada traducción de la inscripción del templo de Gudea que «Su MU abrazará las tierras, de horizonte a horizonte» como «Su nombre cubrirá las tierras». En un himno a ISHKUR, en el que se ensalza su «MU que despide rayos» que podía alcanzar las alturas del Cielo, se traduce: «Tu nombre es radiante, alcanza el cénit del Cielo». Sin embargo, teniendo la sensación de que MU o SHEM puede identificar a un objeto y no un «nombre», algunos estudiosos han tratado este término como sufijo o fenómeno gramatical que no requiere traducción y han optado por ignorarlo completamente.

No es difícil localizar la etimología del término y la ruta por la cual la «cámara celeste» asumió el significado de «nombre». Se han encontrado esculturas en las que se muestra a un dios dentro de una cámara con forma de cohete, como en este objeto antiquísimo (ahora en posesión del Museo de la Universidad de Filadelfia) donde la naturaleza celeste de la cámara viene confirmada por los doce globos que la decoran. En muchos sellos se representa del mismo modo, a un dios y a veces dos, dentro de estas «cámaras divinas»; en la mayoría de los casos, estos dioses en el interior de sus óvalos sagrados eran representados como objeto de veneración y el deseo de adorarlos en cualquier lugar y no sólo en la «casa» oficial de cada deidad, hizo que los pueblos antiguos establecieron la costumbre de crear imitaciones del dios dentro de su divina «cámara celeste». En los sitios seleccionados se levantaron pilares de piedra simulando la forma del vehículo oval y se talló la imagen del dios en la piedra para indicar que estaba dentro del objeto. Fue cuestión de tiempo que reyes y gobernantes, relacionando los pilares llamados estelas, con la capacidad de ascender a la Morada Celeste, comenzaran a tallar sus propias imágenes en estelas como forma de asociarse a sí mismos con la Morada Eterna para escapar al olvido físico, que al menos su «nombre» se recordara para siempre.

Estos pilares de piedra conmemorativos simulan la nave celeste ígnea gracias al término por el cual se conocía en la antigüedad a estas estelas. Los súmenos las llamaban NA.RU «piedras que ascienden». Los acadios, los babilonios y asirios las llamaban NARU «objetos que despiden luz». Los AMURRU las llamaron MIRAS «objetos ígneos», en hebreo, NER aún sigue significando pilar que emite luz y de ahí, su significado actual de «vela». En las lenguas indoeuropeas de los hurritas e hititas, a las estelas se les llamaba HU-U-ASHI «pájaro de fuego de piedra».

En el antiguo Egipto, los devotos peregrinaban a un templo de Heliópolis para ver y adorar el BEN-BEN, un objeto de forma piramidal en el que los dioses habían llegado a la Tierra en tiempos inmemoriales. Los faraones egipcios, cuando morían, pasaban por una ceremonia de «apertura de boca», en la cual se suponía que serían transportados por un YAD similar a un SHEM hasta la divina Morada de la Vida Eterna. Las referencias bíblicas indican familiaridad con dos tipos de monumentos conmemorativos, el YAD y el SHEM.

El profeta Isaías transmitió a las sufrientes gentes de Judea la promesa del Señor de un futuro mejor y más seguro: Y yo les daré, en mi Casa y dentro de mis murallas, un YAD y un SHEM. Si lo traducimos literalmente, lo que el Señor estaría prometiendo a su pueblo sería la entrega de una «mano» y un «nombre». Afortunadamente, de los antiguos monumentos que reciben el nombre de YAD y que todavía están en pie en Tierra Santa, sabemos que se les distinguía por tener una cúspide piramidal. El SHEM por otra parte, era un monumento con la cúspide oval. Ambos, parece evidente, comenzaron siendo simulaciones de la «cámara celeste», el vehículo que los dioses utilizaban para ascender a la Morada Eterna.

Los traductores bíblicos al insistir en el empleo de «nombre» cada vez que se encuentran con SHEM, están ignorando un estudio que con visión de futuro, publicó hace más de un siglo G. M. REDSLOB en «ZEITSCHRIFT DER DEUTSCHEN MORGENLANDISCHEN GESELLSCHAFI» en el cual señala correctamente que el término SHEM y el término SHA-MAIN «cielo» provienen de la raíz SHAMAH, que significa «aquello que está hacia lo alto». Cuando en el A.T. se dice que el rey David «hizo un SHEM» para conmemorar su victoria sobre los arameos, este rey no «hizo un nombre», levantó un monumento que apuntaba hacia el cielo. Al notar que en muchos textos mesopotámicos, MU o SHEM no deben traducirse como «nombre» sino como «vehículo del cielo», se abrió la puerta a la comprensión del verdadero significado de muchos relatos de la antigüedad incluida la narración bíblica de la Torre de Babel.

El Génesis, capítulo 11, habla del empeño de los humanos por elevar un SHEM. Ofrece con lenguaje conciso y preciso los hechos históricos, aunque generaciones de estudiosos y de traductores hayan pretendido darle al relato sólo un significado alegórico, porque tal como lo entendían era un cuento que trataba del deseo de la Humanidad de «hacer un nombre» y se privó al relato del verdadero significado basado en hechos reales. El verdadero significado de SHEM le da tanto sentido a la narración como debió tenerlo para las gentes de la antigüedad que trata de los hechos que siguieron a la repoblación de la Tierra después del Diluvio, «al desplazarse la humanidad desde oriente, hallaron una vega en el país de SENAAR, y allí se establecieron». El País de SENAAR es la Tierra de Sumer, en la vega que hay entre los dos ríos del sur de Mesopotamia. Y la gente ya entendía el arte de la elaboración de ladrillos y la construcción de una civilización urbana: «Vamos a edificarnos una ciudad, y una torre cuya cúspide alcance los cielos; y hagámonos un SHEM, por si nos desperdigamos por toda la faz de la Tierra.» Pero los planes de estos humanos no eran del agrado de Dios. Y el Señor bajó, para ver la ciudad y la torre que los Hijos de Adán habían erigido. Y dijo: «He aquí que todos son un pueblo con un mismo lenguaje y esto es sólo el comienzo de sus empresas. Ahora, nada de cuanto se propongan les será imposible hacer.» Y el Señor dijo a algunos colegas que el A.T. no nombra: «Ea, pues, bajemos, y una vez allí confundamos su lenguaje, para que no entienda cada cual el de su prójimo». Y, desde allí, el Señor los desperdigó por toda la faz de la Tierra, y dejaron de edificar la ciudad. Por eso se la llamó Babel, porque allí embrolló el Señor la lengua de la Tierra. La traducción tradicional de SHEM como «nombre» hizo que el relato resultará ininteligible durante generaciones.

¿Por qué los antiguos habitantes de Babel Babilonia se empeñaron en «hacerse un nombre», poner el «nombre» sobre «una torre cuya cúspide alcance los cielos»?

¿Y cómo el «hacerse un nombre» para contrarrestar los efectos de la dispersión de la Humanidad por toda la Tierra?

 Si todo lo que aquellas gentes querían era hacerse a una «reputación», ¿Por qué disgustó tanto este empeño al Señor, Porqué consideró el «hacerse un nombre» como hazaña tras la cual «nada de cuanto se propongan les será imposible hacer»?

Parte del texto babilonio «La Epopeya de la Creación» cuenta que la primera «Puerta de los Dioses» la construyeron en Babilonia los mismos dioses. A los Anunnaki, los dioses de base, se les ordenó: Construid la Puerta de los Dioses… que se elabore su enladrillado. Su SHEM estará en el lugar designado. Durante 2 años trabajaron sin descanso «aplicaron la herramienta… moldearon ladrillos» hasta que «elevaron a las alturas la cúspide de ESHAGILA… casa de los Grandes Dioses y construyeron la torre de la plataforma tan alta como el Alto Cielo».

Las explicaciones tradicionales son insuficientes para aclarar por qué el Señor consideró necesario convocar a otras deidades que no se nombran para bajar y dar fin a este empeño humano. Las respuestas son plausibles e incluso obvias si traducimos con «vehículo aéreo» en vez de «nombre» al término SHEM, que es la palabra empleada en el texto original hebreo de la Biblia. De este modo, el relato trataría de la preocupación de los seres humanos por no perder el contacto entre ellos a medida que las gentes se fueran esparciendo por la Tierra. Por esto decidieron construir un «vehículo aéreo» y levantar su torre de lanzamiento con el fin de poder volar también ellos como la diosa Ishtar, por ejemplo, en un MU «sobre todas las tierras pobladas». Hubo de la Humanidad al establecer su Propia torre de lanzamiento en un lugar utilizado originariamente por los dioses para este propósito, pues BABILI significa literalmente «Puerta de los Dioses».

  • Existe evidencia que corrobore el relato bíblico y esta interpretación. El sacerdote-historiador babilonio BEROSO en el siglo III a.C. compiló una historia de la Humanidad y dice que los «primeros habitantes de la tierra, regocijándose en su propia fortaleza… se propusieron levantar una torre cuya cúspide alcanzara el cielo». Pero los dioses y unos fuertes vientos la derrumbaron «y los dioses introdujeron una gran diversidad de lenguas entre los hombres que hasta aquel entonces hablaban el mismo lenguaje». GEORGE SMITH en «THE CHALDEAN ACCOUNT OF GÉNESIS» encontró en los escritos del historiador griego HESTEO una reseña que decía que de acuerdo con «antiguas tradiciones», la gente que escapó al Diluvio llegó a SENAAR en Babilonia, pero que fueron sacados de allí por una diversificación de lenguas. El historiador ALEJANDRO POLIHISTOR del siglo I a.C. escribió que todos los hombres hablaban la misma lengua en un principio y que después, algunos se propusieron levantar una enorme y noble torre con el fin de poder «trepar hasta el cielo» pero que el dios supremo confundió sus intenciones enviando un torbellino y a cada tribu se le dio un lenguaje diferente. «La ciudad donde sucedió esto fue Babilonia». SAYCE en «THE RELIGIÓN OF THE BABYLONIANS» dice que en los fragmentos de una tablilla que hay en el Museo Británico, leyó «la versión babilonia de la construcción de la Torre de Babel» y que el empeño por alcanzar los cielos y la subsiguiente confusión de lenguas son los elementos básicos de la versión. Existen otros textos sumerios que narran la deliberada confusión de la lengua del Hombre a cargo de un dios airado. Hoy existen pocas dudas respecto a que los relatos bíblicos así como las informaciones de historiadores griegos de hace 2000 años y de su predecesor BEROSO, tengan origen sumerio.

Presumiblemente la Humanidad no poseía en aquel momento la tecnología necesaria para un proyecto aeroespacial de tal calibre y para ello era esencial la guía y colaboración de un dios entendido en el tema. En un sello sumerio se muestra una confrontación armada entre dioses, aparentemente, por la construcción humana de una torre plataforma. Una estela sumeria que se exhibe en el Louvre de París puede representar el incidente del Libro del Génesis. Fue erigida en los alrededores del 2300 a.C. por Naram-Sin, rey de ACAD y los expertos suponen que representa al victorioso rey sobre sus enemigos. Pero la gran figura central es la de una deidad y el rey humano, pues lleva un casco adornado con cuernos, marca de identidad exclusiva de los dioses. No parece ser el líder de los humanos más pequeños en tamaño sino que parece estar pasándoles por encima. Los humanos no parecen estar metidos en ninguna actividad guerrera sino marchando hacia y adorando el mismo objeto cónico grande sobre el cual tiene puesta su atención la deidad. Armada con arco y lanza, la deidad parece ver el objeto más como algo amenazador que como un objeto de adoración.  El objeto cónico se muestra como alcanzando a 3 cuerpos celestes. Por su tamaño, forma y propósito parece un SHEM, por lo que la escena podría estar representando a un enfurecido dios atropellando a la gente que está celebrando la erección del SHEM. Tanto los textos mesopotámicos como el relato bíblico ofrecen la misma moral: Las máquinas voladoras son para los dioses y no para la Humanidad. Los hombres afirman tanto los textos mesopotámicos como los bíblicos podrían ascender a la Morada Celestial sólo bajo expreso deseo de los dioses. En esto se basan muchos relatos de ascensos a los cielos y vuelos espaciales.

 

El A.T. registra el ascenso a los cielos de varios mortales. El primero fue Enoc, patriarca antediluviano decimoséptimo en el linaje de Adán, bisabuelo del héroe del Diluvio Noé; que entabló amistad con Dios y que «caminaba con el Señor». El capítulo 5º del Génesis hace una lista genealógica de todos patriarcas y dice las edades que tenían al morir, excepto en el caso de Enoc, que «desapareció porque Dios se lo llevó». Por lo que se trasluce y por lo que dice la tradición, se lo llevó para escapar de la muerte en la Tierra. Otro, el profeta Elías fue arrebatado de la Tierra y llevado al cielo en un «torbellino». Un tercer mortal visitó la Morada Divina y que fue dotado allí de una gran sabiduría. Se trata de un rey de Tiro ciudad fenicia de la costa oriental del Mediterráneo. En Ezequiel, 28 leemos que el Señor le encargó al profeta que le recordara al rey que siendo perfecto y sabio, la Deidad le había permitido que fuera a ver a los dioses: Fuiste moldeado según un plan, lleno de sabiduría, perfecto en belleza. Has estado en el Edén, el jardín de Dios; toda suerte de piedras preciosas formaba tu manto… Eras un Querubín ungido, protegido; y yo te había puesto en el monte sagrado; como un dios eras, moviéndote entre las Piedras de Fuego. Pronosticándole al rey de Tiro la muerte «de los incircuncisos» a manos de extranjeros, aun cuando les dijera «Soy un dios», el Señor pasa a explicarle a Ezequiel el motivo: Después de haberle llevado a la Morada Divina y haberle dado acceso a toda clase de sabiduría y riquezas, su corazón «se hizo engreído», hizo un uso indebido de su sabiduría y profanó los templos. … Porque tu corazón se ha engreído, diciendo «Soy un dios; en la Morada de la Deidad me senté, en mitad de las Aguas»; Aunque eres un Hombre, no un dios, equiparas tu corazón al de una Deidad.

Los textos sumerios hablan también de varios hombres que tuvieron el privilegio de ascender a los cielos. Uno fue ADAPA el «hombre modelo» creado por EA. A ADAPA, EA «le había dado sabiduría; la vida eterna no se la había dado». Con el transcurso de los años, EA decidió evitar el fin mortal de ADAPA proporcionándole un SHEM con el cual llegar a la Morada Celestial de Anu, para allí comer del Pan de la Vida y beber del Agua de la Vida. Cuando llegó a la Morada Celestial de Anu éste exigió saber el nombre del que había proporcionado el SHEM con el cual había llegado a este lugar celeste. Existen varias pistas importantes, tanto en los relatos bíblicos como en los mesopotámicos, sobre los excepcionales ascensos de mortales a la Morada de los Dioses. ADAPA, al igual que el rey de Tiro, fue hecho de un «molde» perfecto. Todos tenían que conseguir y emplear un SHEM «piedra de fuego» para llegar al celestial «Edén». Unos habían subido y habían vuelto a la Tierra; otros, como el héroe mesopotámico del Diluvio, se quedaron allí para disfrutar de la compañía de los dioses. Y fue para encontrar a este «Noé» mesopotámico, y para obtener de él el secreto del Árbol de la Vida, que el Gilgamesh sumerio inició su aventura.

 

EL ÁRBOL DE LA VIDA. Su inútil búsqueda por un mortal es tema de uno de los más largos y poderosos relatos épicos que la civilización sumeria legara a la cultura. Titulado «El Poema de Gilgamesh», este conmovedor relato trata del rey de Uruk, nacido de padre mortal y madre divina por lo cual es 2/3 dios, lo que le induce a intentar escapar de la muerte, el destino de los mortales. Gilgamesh se entera por la tradición que uno de sus antepasados, UTNAPISTIM el héroe del Diluvio había escapado de la muerte al ser llevado a la Morada Celestial junto con su esposa, entonces decide encontrar ese lugar y obtener de su ancestro el secreto de la vida eterna por invitación de Anu según los versos que dejan ver algo así como una descripción de la caída a la Tierra de la fase usada de un cohete y Rescribe así a su madre la diosa NIN.SUN:

Madre mía, durante la noche me sentí contento y me di un paseo entre mis nobles.

Las estrellas reunidas en los Cielos.

La obra de Anu descendió hacia mí.

Intenté levantarla; era demasiado pesada.

Intenté moverla; ¡moverla, no pude!

El pueblo de Uruk se reunió a su alrededor, mientras los nobles besaban sus patas.

Cuando levanté la frente, ellos me apoyaron.

La elevé. A ti te la traigo.

La interpretación que hace su madre, está mutilada en el texto y por tanto, no queda clara. Pero la visión del objeto caído «la obra de Anu» anima a Gilgamesh a embarcarse en la aventura. En la introducción de este relato épico, el antiguo informador llama a Gilgamesh «el sabio, aquel que lo ha experimentado todo»:

Él ha visto cosas secretas, conoce lo que está oculto al Hombre; incluso trajo noticias de un tiempo anterior al Diluvio.

Emprendió también el viaje distante, fatigoso y lleno de dificultades;

Volvió, y grabó todos sus esfuerzos en un pilar de piedra.

El «viaje distante» que emprende es a la Morada de los Dioses, en el que le acompaña su camarada Enkidu. Su objetivo el País de TILMUN pues allí Gilgamesh podría hacer ascender un SHEM para él. Las traducciones corrientes emplean «nombre» cada vez que aparece el sumerio mu o el acadio SHUMU en los antiguos textos; se emplea SHEM para que el verdadero significado del término «vehículo aéreo» sobreviva:

El soberano Gilgamesh dirigió su mente hacia el País de TILMUN.

Le dice a su compañero Enkidu:

«Oh, Enkidu…

Yo entraría en el País, haría subir a mi SHEM.

En los lugares donde los SHEM se elevan yo elevaría mi SHEM

Incapaz de disuadirle, tanto ancianos de Uruk como dioses a los que Gilgamesh consulta, le aconsejan que consiga primero el consentimiento y ayuda de Utu/Shamash. «Si entraras en el País, informa a Utu», le advierten. «El País está a cargo de Utu», le recalcan una y otra vez. Así advertido y aconsejado, Gilgamesh le suplica a Utu su permiso:

Déjame entrar en el País, déjame que haga subir a mi SHEM.

En los lugares en los que los SHEM se elevan, déjame elevar mi SHEM… Llévame al lugar del desembarco en… ¡Pon sobre mí tu protección!

Una desgraciada fractura en la tablilla nos deja sin saber la situación del «lugar del desembarco». Gilgamesh y su compañero alcanzan por fin sus inmediaciones en una «zona restringida» protegida por temibles guardianes. Cansados y con sueño, los dos amigos deciden descansar por la noche antes de continuar. Tan pronto les vence el sueño algo les sacude y les despierta de nuevo.

¿Me has despertado tú?, le pregunta Gilgamesh a su camarada.

¿Estoy despierto? se pregunta, pues está presenciando algo inusual, algo tan impresionante que le hace preguntarse si está despierto o soñando. Entonces, Gilgamesh le dice a Enkidu:

En mi sueño, amigo mío, la tierra de arriba se vino abajo.

Me echó abajo, y me atrapó los pies…

¡El resplandor era irresistible!

Apareció un hombre; el más perfecto de la tierra era él.

Su gracia…

De debajo de la tierra caída me sacó.

Me dio agua para beber; tranquilizó mi corazón.

¿Quién era «el más perfecto de la tierra» que sacó a Gilgamesh de debajo de la tierra desprendida, que le dio agua y que «tranquilizó su corazón»? ¿Y qué era el «resplandor irresistible» que acompañó al inexplicable desprendimiento de tierra? Inseguro y confundido, Gilgamesh se duerme de nuevo no por mucho tiempo. En mitad de la noche su sueño se cortó y se incorporó diciéndole a su amigo:

«Amigo mío, ¿me has llamado?

¿Por qué estoy despierto?

¿No me has tocado?

¿Por qué estoy asustado?

¿No habrá pasado algún dios?

¿Por qué tengo la carne entumecida?»

Una vez más Gilgamesh se adormece para despertarse por tercera vez y describe a su amigo:

¡La visión que tuve fue absolutamente aterradora!

Los cielos gritaron, la tierra tronó;

Se fue la luz del día, llegó la oscuridad.

Un relámpago brilló, una llama se encendió.

Las nubes se hincharon, ¡llovió muerte!

Después, el fulgor se desvaneció; el fuego se apagó.

Y todo lo que había caído se había convertido en cenizas.

No hace falta demasiada imaginación para ver en estos pocos versos el antiguo relato de alguien que había presenciado el lanzamiento de un cohete. En primer lugar, el tremendo golpe seco de la ignición de los motores del cohete «los cielos gritaron», acompañado por una fuerte sacudida de la tierra «la tierra tronó». Nubes de humo y polvo envuelven el lugar del lanzamiento «se fue la luz del día, llegó la oscuridad» para después, entreverse el brillo de los motores encendidos «un relámpago brilló» y «encenderse una llama», a medida que el cohete empieza a subir en dirección al cielo. La nube de polvo y cenizas se «hincha» en todas direcciones para, después, caer « ¡llovió muerte!». Más tarde el cohete se eleva en las alturas, como un rayo hacia el cielo «el fulgor se desvaneció, el fuego se apagó». La nave desaparece ante su vista y los restos «que habían caído se habían convertido en cenizas».

Sobrecogido por lo que había visto y pese a todo decidido a alcanzar su destino, Gilgamesh apela una vez más a Shamash en busca de protección y apoyo. Tras vencer a un «monstruoso guardián», llega a la montaña de MASHU donde se puede ver a Shamash «elevarse hasta la bóveda del Cielo». Se encuentra ya cerca de su primer objetivo el «lugar donde los SHEM ascienden». Pero la entrada al lugar que al parecer está en el interior de la montaña, está vigilada por feroces guardianes:

Su terror es pavoroso, en sus miradas está la muerte. Con sus trémulas luces barren las montañas. Vigilan Shamash, cada vez que asciende y desciende.

El dibujo de un sello en el que se ve a Gilgamesh y a su compañero Enkidu, parece representar la intercesión de un dios con uno de los guardianes de aspecto robótico, que quizás eran los que barrían la zona con luz y emitían rayos de muerte. Esta descripción trae a la memoria la afirmación que aparece en el Libro del Génesis que dice que Dios puso «la espada que gira» en la entrada del Jardín del Edén, para impedir el acceso a los humanos.

Cuando Gilgamesh explica sus orígenes parcialmente divinos, el propósito de su viaje «Acerca de la muerte y de la vida le quiero preguntar a UTNAPISTIM» y el hecho de que lo realiza con el consentimiento de Utu/Shamash, los guardianes, le permiten seguir adelante. Avanzando «a lo largo de la ruta de Shamash», Gilgamesh se encuentra en la más absoluta oscuridad; «sin ver nada delante ni detrás», grita asustado. Viajando durante muchos BERU unidad de tiempo, distancia, o el arco de los cielos, sigue sumido en la oscuridad. Pero al fin «creció la luminosidad cuando alcanzó doce BERU».

El texto, maltrecho y desdibujado, prosigue con la llegada de Gilgamesh a un magnífico jardín donde las frutas y los árboles tienen incrustadas piedras semipreciosas. Es ahí donde vive UTNAPISTIM. Al plantearle el problema a su antepasado, Gilgamesh se encuentra con una respuesta decepcionante: el Hombre, dice UTNAPISTIM, no puede escapar a su destino mortal. Sin embargo, le ofrece a Gilgamesh una forma de posponer la muerte al revelarle dónde encontrar la Planta de la Juventud «el Hombre se hace joven en la ancianidad» es su nombre. Triunfante Gilgamesh la obtiene pero tal como lo quiere el destino, la pierde tontamente en su viaje de vuelta y regresa a Uruk con las manos vacías.

Dejando de lado valores literarios y filosóficos de este relato épico, la historia de Gilgamesh interesa por sus aspectos «aeroespaciales». El SHEM necesitado para llegar a la Morada de los Dioses era indudablemente una nave espacial, uno de cuyos lanzamientos tuvo ocasión de presenciar cuando se acercaba al «lugar de desembarco». Parece ser que estos cohetes estaban situados en el interior de una montaña y los alrededores bien vigilados, dan la impresión de ser zona restringida.  Hasta ahora no ha salido a la luz ninguna representación gráfica de lo que vio Gilgamesh, pero, en un dibujo encontrado en la tumba de un gobernador egipcio de un lejano país, se puede ver la cabeza de un cohete por encima del suelo en un lugar donde crecen palmeras. El cuerpo del cohete está claramente almacenado bajo tierra, en un silo hecho por el hombre con segmentos tubulares y decorado con pieles de leopardo.

En un estilo muy similar al de los modernos delineantes, los antiguos artistas muestran una sección transversal del silo subterráneo. Podemos ver que el cohete tiene varios compartimentos. En el de abajo, se ve a dos hombres rodeados de tubos curvos. Por encima de ellos hay tres paneles circulares. Comparando el tamaño de la cabeza del cohete el ben-ben con el de los dos hombres que hay en su interior y con la gente que hay en la superficie, la cabeza del cohete equivalente al sumerio mu, la «cámara celeste»-podía albergar fácilmente a uno o dos operadores o pasajeros.

 

TIL.MUN era el nombre del país al cual se dirigió Gilgamesh. Literalmente, «país de los misiles» donde los SHEM ascendían, bajo la autoridad de Utu/ Shamash, donde podía ver a este dios «ascender a la bóveda de los cielos».

Aunque el homólogo celeste de este miembro del Panteón de 12 fuera el Sol, este nombre no significa realmente «Sol», sino que era un epíteto que describía sus funciones y responsabilidades. Su nombre sumerio, UTU «el que entra con fulgor», en acadio derivado SHEM-ESH era más explícito: ESH «fuego» y ya sabemos lo que significaba en sus orígenes SHEM. Utu/Shamash era «el de las naves de fuego», el comandante del ESPACIOPUERTO de los dioses. Su jefatura en materia de viajes a la Morada Celeste de los Dioses y las funciones llevadas a cabo por sus subordinados en conexión con ello se revelan con mayor detalle en otro relato sumerio sobre el viaje de un mortal al cielo.

La lista de reyes sumerios dice de Etana 13º soberano de KIS «el que ascendió al Cielo», El rey mortal que viajó a los cielos bien conocido en todo el Oriente Próximo de la antigüedad motivo de numerosas representaciones en sellos, fue designado por los dioses para traer a la Humanidad la seguridad y prosperidad que la Realeza una civilización organizada pretendía proporcionar. Parece que Etana no podía tener un hijo que diera continuidad a la dinastía. El único remedio conocido era cierta Planta del Nacimiento que Etana podría obtener sólo si se la bajaba de los cielos. Como Gilgamesh tiempo después, Etana recurrió a Shamash en busca de permiso, ayuda y queda claro estaba pidiéndole a Shamash un SHEM!:

  • ¡Oh, Señor, que tu boca lo ordene! ¡Concédeme la Planta del Nacimiento!
  • ¡Muéstrame la Planta del Nacimiento! ¡Quítame esta incapacidad!
  • ¡Haz para mí un SHEM!

Halagado por la oración y cebado con el cordero sacrificial, en vez de un SHEM, Shamash le dice a Etana que un «águila» le llevará al deseado lugar celeste. Tras indicarle el camino hasta el foso donde estaba situada el Águila, Shamash le explicó a ella por anticipado la misión pretendida. Intercambiando mensajes crípticos con «Shamash su señor», el Águila recibió las instrucciones: «Te enviaré a un hombre; se cogerá de tu mano… llévalo aquí… haz todo lo que él te diga… haz lo que te he dicho». Al llegar a la montaña indicada «Etana vio el foso» y dentro de él, «había un Águila». «Siguiendo las órdenes del valeroso Shamash» el Águila entró en comunicación con Etana. Una vez más, éste explicó su propósito y su destino, tras lo cual el Águila dio instrucciones a Etana sobre el procedimiento para «sacar al Águila de su foso». Los dos primeros intentos resultaron fallidos, pero al tercero, fue exitosamente elevada. Al amanecer, el Águila anunció a Etana: « ¡Amigo mío… hasta el Cielo de Anu te voy a llevar!» y explicándole cómo agarrarse despegó y se elevó hasta las alturas con rapidez.

Cual informe de un moderno astronauta alejándose de la Tierra a medida que se cohete se eleva, el antiguo narrador dice que la Tierra se hacía cada vez más pequeña para Etana. Cuando lo había subido a lo alto un BERU, el Águila le dijo a Etana:

  • « ¡Mira, amigo mío, lo que parece la tierra!
  • Mira al mar, a los lados de la Casa Montaña:
  • la tierra se ha convertido en una simple colina,
  • el ancho mar es como una bañera».
  • Cuanto más ascendía el Águila, más pequeña parecía la Tierra. Cuando llegaron al segundo BERU, el Águila dijo: « ¡Amigo mío, echa un vistazo y observa la tierra!
  • La tierra se ha convertido en un surco…
  • El ancho mar es como un cesto de pan»…
  • Cuando lo subió al tercer BERU, el Águila le dijo a Etana: «¡Mira, amigo mío, lo que parece la tierra!
  • ¡La tierra se ha convertido en la zanja de un jardinero!» entonces mientras seguían ascendiendo, la Tierra desapareció súbitamente de la vista.
  • Cuando miré a mi alrededor, la tierra había desaparecido,
  • y mis ojos ya no podían recrearse en el ancho mar.

Una versión de este relato dice que el Águila y Etana llegaron al Cielo de Anu. Otra versión que a Etana se le enfriaron los pies cuando dejo de ver la Tierra y ordenó al Águila que diera la vuelta y se «zambullera» en la Tierra. Una vez más encontramos un paralelo bíblico a tan inusual relato de ver la Tierra desde una gran altura. Ensalzando al Señor Yahveh, el profeta Isaías decía de él: «Es él el que se sienta sobre el círculo de la Tierra, y sus habitantes son como insectos».

El relato de Etana dice que buscando un SHEM tuvo que comunicarse con un Águila en el interior de un foso. El grabado de un sello muestra una estructura alta con alas ¿una torre de lanzamiento desde encima de la cual se eleva un águila o Qué o quién era el Águila que llevó a Etana a los distantes cielos?

Asociando el antiguo texto con el mensaje enviado a la Tierra por Neil Armstrong comandante de la nave espacial Apolo 11 en Julio de 1969: tenemos: «¡Houston! Aquí Base Tranquilidad. ¡El Águila ha alunizado!». Estaba informando del primer aterrizaje del Hombre en la Luna. «Base Tranquilidad» era el lugar del alunizaje; Águila el nombre del módulo lunar que se separó de la nave espacial y llevó a los dos astronautas a la Luna para luego volver a la nave madre. Cuando el módulo lunar se separó para volar por sí mismo en la órbita lunar, los astronautas informaron al Control de la Misión en Houston con estas palabras: «El Águila tiene alas». Pero «Águila» también podía designar a los astronautas que tripulaban la nave espacial. Era también el símbolo de los astronautas que lo llevaban como emblema en sus trajes espaciales. Igual que en el relato de Etana, ellos también eran «Águilas» que podían volar, hablar y comunicarse.

¿Cómo hubiera representado un artista de la antigüedad a los pilotos de las naves celestes de los dioses, por casualidad, como águilas? Eso es exactamente lo descubierto. ¡El grabado de un sello asirio de alrededor del 1500 a.C. muestra a dos «hombres-águila» saludando a un SHEM!

Se han encontrado numerosas representaciones de tales «Águilas» que los estudiosos llaman «hombres-pájaro». En la mayoría de ellas se les muestra flanqueando el Árbol de la Vida, para recalcar que ellos con sus SHEM establecen el vínculo con la Morada Celeste donde se encuentran el Pan de la Vida y el Agua de la Vida. En la representación más común se las ve sosteniendo el Fruto de la Vida en una mano y en la otra el Agua de la Vida, conforme los relatos de ADAPA, Etana y Gilgamesh. Muestran con toda claridad que no eran monstruosos «hombres-pájaro» sino seres antropomórficos que llevaban trajes o uniformes que les daban la apariencia de águilas.

  • En un relato hitita donde se habla de la desaparición del dios TELEPINU, se dice que «los grandes dioses y los dioses menores se pusieron a buscar a TELEPINU» y que «Shamash envió a una veloz Águila» para encontrarlo.
  • El Libro del Éxodo dice que Dios le recordó a los Hijos e Israel, «Os he llevado sobre las alas de las Águilas, y os he traído hasta mí», confirmando por lo que parece, que la forma de llegar a la Morada Divina era sobre las alas de Águilas justo lo mismo que se dice en la narración de Etana.
  • Numerosos versículos bíblicos describen a la Deidad como a un ser alado. BOOZ dio la bienvenida a Rut en la comunidad de Judea por «venir bajo las alas» del Dios Yahveh.
  • El salmista buscaba seguridad «bajo la sombra de tus alas» y describía el descenso del Señor desde los cielos: «Montó en un querubín y se fue volando; Él remontó el vuelo sobre ventosas alas».

Analizando las similitudes entre el bíblico El empleado como título o término genérico de Deidad y el cananeo El; S. LANGDON en «SEMITIC MYTHOLOGY» demostró que a ambos se les representaba tanto en los textos como en las monedas, como dioses alados.

Los textos mesopotámicos presentan invariablemente a Utu/Shamash como al dios a cargo del lugar de aterrizaje de los SHEM y de las Águilas. Al igual que a sus subordinados se le muestra a veces llevando todos los elementos del traje de un Águila. En calidad de responsable de los SHEM, es el que podía conceder a los reyes el privilegio de «volar sobre las alas de los pájaros» y de «elevarse desde los cielos inferiores a los superiores». Cuando se le lanzaba a las alturas en un cohete ígneo, era «el que se desplazaba a distancias ignotas por innumerables horas». No en vano, «su red era la Tierra, su cepo los cielos distantes».

EL APIN Y EL GIR. La terminología sumeria para los objetos relacionados con el viaje celeste no se limitaba a los ME que los dioses se ponían o a los MU, sus «carros» de forma cónica. En unos textos sumerios que describen SIPPAR se cuenta que había una parte central oculta y protegida por poderosos muros, en cuyo interior se levantaba el Templo de UTU, «una casa que es como una casa de los Cielos». En su patio interior protegido también por altos muros, estaba «erguido hacia arriba, el poderoso APIN» «un objeto que surca», según los traductores. En un dibujo encontrado en el montículo del templo de ANU en URUK se ve uno de estos objetos. Hace unas cuantas décadas, habría sido difícil adivinar lo que era este objeto, pero ahora podemos reconocerlo como un cohete espacial de varias etapas en cuya cúspide descansa el cónico MU o cabina de mando. Las pruebas de que los dioses de Sumer poseían no sólo «cámaras voladoras» para recorrer los cielos de la Tierra sino también cohetes de varias etapas para ir al espacio emergen del examen de los textos donde se describen los objetos sagrados del templo de UTU en SIPPAR. Se cuenta que a los testigos del tribunal supremo de Sumer se les hacía prestar juramento en un patio interior, junto a un pórtico a través del cual podían ver y enfrentarse a 3 «objetos divinos», que tenían por nombre «la esfera dorada» ¿la cabina de la tripulación?, el GIR y el ALIKMAHRATI término que literalmente significaba «impulsor que hace ir a los navíos» o lo que llamamos «motor».  Lo que encontramos aquí es una referencia a un cohete de tres partes, con la cabina o módulo de comando en el extremo superior, los motores en el extremo inferior y el GIR en el centro. Éste último es un término que se ha utilizado ampliamente en relación con el vuelo espacial. A los guardianes que se encontró GILMGAMESH en la entrada del sitio de aterrizaje de SHAMAH se les llamaba hombres GIR. En el templo de Ninurta, la zona interior sagrada o más vigilada recibía el nombre de GIR.SU «de donde surge el GIR». Se admite en general que GIR era un término utilizado para describir a un objeto de bordes afilados. Una observación detenida del signo gráfico de GIR, nos permite comprender mejor la naturaleza «divina» de este término, pues lo que vemos es un objeto largo con forma de flecha, dividido en varias partes o compartimentos. Que el MU pudiera cernerse por sí mismo sobre los cielos de la Tierra, o cruzar los continentes al ir sujeto a un GIR, o convertirse en un módulo de mando en la cúspide de un APIN de varias fases, es una prueba del alto nivel de ingeniería de los dioses de Sumer, los del Cielo y de la Tierra.

Un estudio detenido de los pictogramas e ideogramas sumerios no deja lugar a dudas acerca de que, quienquiera que fuese el que trazó esos signos, estaba familiarizado con las formas y el propósito de los cohetes con colas de fuego humeante, de los vehículos con forma de misil y de las «cabinas» celestes. KA.GIR «boca del cohete» mostraba a un GIR dotado de aletas o cohete, dentro de un recinto subterráneo parecido a un pozo. ESH «Morada Divina», la cámara o módulo de mando de un vehículo espacial. ZIK «ascender» ¿un módulo de mando despegando?

Por último echemos un vistazo al pictograma de «dioses» en sumerio. Esta palabra estaba compuesta por dos sílabas DIN.GIR. Ya hemos visto lo que era el símbolo GIR: un cohete de dos fases con aletas. DIN la primera sílaba significaba «justo», «puro», «brillante». Al ponerlas juntas DIN.GIR, es decir, «dioses» o «seres divinos», transmitía el significado de: «los justos de los objetos en punta brillantes», o de forma más explícita, «los puros de los cohetes ardientes». El pictograma de DIN era éste: Que trae fácilmente a la memoria al potente motor de un reactor que arroja llamas por la parte posterior y con el extremo frontal desconcertantemente abierto.

Pero el desconcierto se convierte en asombro cuando «deletreamos» DINGIR combinando los dos pictogramas. ¡La cola del GIR con aletas encaja a la perfección con la abertura frontal del DIN! El asombroso resultado es la imagen de una nave espacial propulsada por un cohete, con un módulo de aterrizaje atracado a la perfección ¡de la misma manera que el módulo lunar atracaba en la nave espacial Apolo 11! Es un vehículo de tres fases o etapas, en la que cada parte encaja perfectamente en la otra: en la sección de propulsión estarían los motores, la sección media contendría los suministros y los equipos, y la cámara celeste cilíndrica que albergaría a los DINGIR, los dioses de la antigüedad, los astronautas de hace milenios.

¿Puede haber alguna duda de que los pueblos de la antigüedad, al llamar a sus deidades, «Dioses del Cielo y de la Tierra», estaban queriendo decir, literalmente, que eran gentes de alguna parte que habían venido a la Tierra desde los cielos?

Las evidencias hasta ahora presentadas en lo referente a los antiguos dioses y sus vehículos no deberían dejar resquicios a la duda de que hubo una vez seres vivos de carne y hueso que literalmente bajaron a la Tierra desde los cielos. Incluso los primeros recopiladores del A.T. que consagraron la Biblia a un único Dios consideraron necesario reconocer la presencia en la Tierra de estos seres divinos en la antigüedad. La enigmática sección a la que le tienen pánico tanto los traductores como los teólogos es la que forma el comienzo del Capítulo 6 del Génesis. Ocupa el espacio que hay entre la reseña de la expansión de la Humanidad a lo largo de las generaciones después de Adán y el relato del desencanto divino con la Humanidad que precedió al Diluvio. Afirma inequívocamente que en aquel tiempo los hijos de los dioses vieron que las hijas de los hombres estaban bien; y tomaron por esposas a las que preferían de entre todas ellas. Las connotaciones de estos versículos y los paralelismos que hay con los relatos súmenos de los dioses, de sus hijos y nietos y de la descendencia semi divina resultante de la cohabitación entre Dioses y mortales, se acumula mientras seguimos leyendo los versículos bíblicos: Los nefilim estaban sobre la Tierra, en aquellos días y también después, cuando los hijos de los dioses cohabitaban con las hijas de los Adán y ellas les daban hijos. Ellos fueron los poderosos de la Eternidad El Pueblo del SHEM. La traducción que figura aquí no es la traducción tradicional. Durante mucho tiempo, la expresión Los nefilim estaban sobre la Tierra se tradujo como Había gigantes sobre la tierra; pero los traductores modernos reconocen el error, optando al final por dejar intacto el término hebreo nefilim en la traducción. El versículo El pueblo gente del SHEM, como sería de esperar, se tradujo como la gente que tenía un nombre y de ahí, los hombres famosos. Pero, como ya hemos dicho, el término SHEM se debe tomar en su sentido original: un cohete, una nave espacial.

LOS NEFILIM. Entonces el término nefilim’ significa Derivado de la raíz semita NFL ser lanzado abajo, exactamente lo que significa: Aquellos que fueron arrojados a la Tierra. Los teólogos contemporáneos y los eruditos bíblicos han preferido evitar estos molestos versículos justificándolos alegóricamente o simplemente, ignorándolos por completo. Pero los escritos judíos de la época del Segundo Templo reconocieron en estos versículos los ecos de antiguas tradiciones sobre los ángeles caídos. Algunos de los más antiguos trabajos eruditos llegaron a mencionar los nombres de estos seres divinos que cayeron del Cielo y estaban en la Tierra en aquellos días: SHAM-HAZZAI «centinela del SHEM», UZZA «poderoso» y UZI-EL «poder de Dios». MALBIM, destacado comentarista bíblico judío del siglo XIX reconocía estas antiguas raíces y explicaba que en la antigüedad, los soberanos de los países eran los hijos de las deidades que llegaron a la Tierra desde los Cielos y gobernaron la Tierra, tomaron esposas de entre las hijas del Hombre y entre su descendencia hubo héroes y poderosos, príncipes y soberanos. Estas historias, decía MALBIM, eran de los dioses paganos, hijos de las deidades que, en tiempos primitivos, cayeron desde los Cielos a la Tierra… ésta es la razón por la que se llamaron a sí mismos ‘nefilim’, i.e. Aquellos Que Cayeron. Con independencia de las implicaciones teológicas, no se nos puede escapar el significado literal y original de los versículos: los hijos de los dioses que vinieron a la Tierra desde los cielos eran los nefilim. Y los nefilim eran el Pueblo del SHEM el Pueblo de las Naves Espaciales. A partir de aquí, les seguiremos llamando por su nombre bíblico.